lunes, 11 de octubre de 2010

La carta de Lacrimosa.



No estoy segura de que sea, pero se siente... Desagradable, creía que sería mágico, pero no, de nuevo se me revuelve el estómago, quisiera no tomarme todo tan apecho, como de costumbre, como siempre... Odio, rencor, dolor, despecho, ansias... Te extraño...


Podrías recordar que también una vez formé parte de tu vida? Parte de tu corazón? Lo siento, olvidaba que fue solo imaginación mía, que solo yo te di mi alma, mi niñez, mi juventud, mi vida, mi ser... A cambio de que? Lágrimas y orgullo, te entregué mi mal, esperando el bien, te entregué mi ser esperando que un dia me llegaras a querer, pero todo fue mentira, nunca sentiste lo que me habias dicho,




Puedo ver el cielo razo, ahi esta escrito tu nombre... 
Con sangre, es mi sangre, la muerte lo escribio, te rescaté del infierno, para que no sufieras, intenté salvarte, no me escuchaste, te lo advertí, y tuve que morir por ti...




Ni aun muerta, lograste verme, con tanta transparencia, te perdiste en las tinieblas, con tantas nubes blancas al rededor tuyo escogiste ir tras un cuervo... Y por tí no soy más que un fantasma,  quien grita cuando los maremotos se desatan, los huracanes se revelan... Quien llora, cuando se acerca el monzón...  ¿Puedes oírme? Soy la voz que te persigue por las noches, soy el angel negro que se te aparece en sueños, la sangre que bebes en fantasías, mis labios son los que una vez deboraste en vida, los que ahora se carcomen por volver a tener los tuyos, los que ya no existen, mis cenizas son el polvo que cubre tu ser, y mi alma perdida, la que te enferma pidiendote más. La que te exige recordándote que nunca serás más...

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